La reminiscencia
Ahora bien,
¿cómo es posible conocer las Ideas (el verdadero objeto del
conocimiento) si pertenecen a otro mundo distinto del nuestro?
A esta pregunta Platón responderá con la teoría de la reminiscencia o anámnesis y con la dialéctica.
La teoría de la reminiscencia aparece en los diálogos Menón, Fedón y Fedro y defiende la tesis de que conocer es recordar. Para exponer ésta tesis Platón recurre al "mito del caballo alado". El
alma humana antes de encarnarse en un cuerpo vivía en el mundo de las
ideas a las que contemplaba. Este mito compara al alma con un carro
tirado por dos caballos alados y conducido por un auriga (cochero). De
los dos caballos, uno es blanco y dócil (obediente a las ordenes del
auriga) y el otro negro y desobediente, tira hacia abajo hacia el mundo
de la materia. Llega un momento en que a causa del caballo negro e
indócil, el auriga no puede dominar el carro, que pierde sus alas y cae
en el mundo de la materia y se encarna en un cuerpo. Al entrar el alma
en el mundo sensible y unirse a un cuerpo, olvida las ideas. Sin
embargo, al contemplar las cosas sensibles, se puede despertar en el
alma la reminiscencia o recuerdo de las ideas que contempló antes de
encarnarse. El conocimiento de las ideas es, pues, recuerdo (reminiscencia) de lo que ya hay en el alma.
El
conocimiento sensible, aunque infravalorado por Platón porque sólo nos
da información de una apariencia o copia, tiene un valor relativo, pues
despierta en el alma el recuerdo de las ideas que ésta contempló antes
de encarnarse en un cuerpo; es, por lo tanto, el camino para llegar a la
reminiscencia.
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